El Molino de Caraseta era el tercero de los cuatro molinos harineros que aprovechaban las aguas del río Vinalopó a su paso por el término municipal de Aspe, tras el de Martínez y el del marqués de Elche, y antes del Molino de Pavía. Su primer propietario, Francisco Javier Brufal encargó a principios de 1842 al cantero aspense Manuel Cremades Bonmatí la labra de toda la sillería necesaria para construir tanto la presa del molino como los dos cubos de que constaba.
La primera ubicación de su rafa, 400 metros aguas arriba y casi a los pies del molino del marqués de Elche, ocasionó en 1845 un pleito entre los propietarios de ambos molinos que acabó en el derribo parcial de la presa.
Durante la segunda mitad del siglo XIX mantuvo su actividad de molienda de cereales bajo la propiedad de Vicente Brufal, hasta que fue heredado por su Alzado frontal del Molino de Caraseta y fachada lateral de la «Fábrica de la Luz» (Planos cortesía de su autor, José Ramón García Gandía)yerno, el empresario y político republicano Luis Gumiel García. En 1895 Gumiel sometió al molino a una profunda reforma, adaptando su salto de agua para la generación de energía eléctrica mediante turbinas. Nacía así la Sociedad Eléctrica El Vinalopó.
El primer ensayo de funcionamiento de la central se produjo el jueves 14 de mayo de 1896, día de la Ascensión, su éxito, del que se hizo eco la prensa de la época, hizo posible la adjudicación inmediata a esta sociedad del primer servicio de alumbrado público de Aspe, Novelda y Monforte del Cid. Entre 1903 y 1904 se mejoró notablemente el funcionamiento de la instalación con la adquisición de nuevos generadores, a estos años correspondería la construcción del edificio de
la central, actualmente en ruinas.
Autor del texto: Felipe Mejías López
