Los molinos del curso bajo del río Tarafa

La molienda de cereal, sobre todo trigo, pero también cebada y centeno, constituyó la principal actividad de los nuevos molinos harineros que se construyeron a lo largo del siglo XIX aprovechando las aguas del curso bajo del río Tarafa. Estas se embalsaban mediante pequeñas rafas o presas y se derivaban hasta los molinos por medio de canales, haciéndolas saltar en el interior de sus cubos para de esta manera mover las muelas que trituraban el grano. El Molino de Quincoces (2 y 3), junto al que nos encontramos, es el más antiguo de los tres que se levantaron en el último tramo del río. Debió construirse en el primer tercio del siglo XIX, cuando aparece documentado a nombre de un tal Antonio Cantó.

El Molino de Meseguera (1), perteneciente a la Junta de la Acequia Mayor de Elche, se encuentra 1.300 metros aguas arriba del Molino de Quincoces. Dispone de dos cubos, construidos con bloques de sillería bien escuadrada. La evacuación de las aguas que movían las muelas se hacía por medio de dos cárcamos, todavía visibles al otro lado del camino.
El último de los molinos del Tarafa, el de Bayoneta (4 y 5) -conocido en el siglo XIX como Molino del Sastre-, se ubica 600 metros aguas abajo del de Quincoces, muy cerca ya de la confluencia con el Vinalopó.
Todos ellos dejaron de funcionar a lo largo de la década de los 50 del siglo XX, desplazados por la competencia de las grandes harineras. A partir de aquí, perdida su función de ser, se abandonaron hasta acabar arruinándose.